Traducción por Maurice Belgrano
Si Marta hubiera sabido que su queja llegaría en el evangelio de Lucas, ella probablemente hubiera quedado callada. Pero su vergüenza es nuestro logro, porque en Lucas 10:38-42 hemos descubierto unos de los mas esénciales (y mas negligentes) puntos para obtener una intimidad con Dios.
La historia comienza con Jesucristo y sus discípulos en viaje por el pueblo de Betania, cerca de dos millas al este de Jerusalén. Es aquí, como Lucas lo describe, que “una mujer llamada Marta le abrió la puerta de su hogar a El.”
Ahora Lucas no dice, pero yo opino que Marta abrió la puerta de su casa a los discípulos también. Eso significa que ella tenía por lo mínimo 13 lugares más que agregar a la mesa de comida. No era probable que ella supiera por adelanto de la llegada de Jesús a su casa. Todo indicaba…
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